Los bosquimanos tienen una organización política envidiable:
las decisiones se toman en asamblea y, no por mayoría, sino por consenso; no se
reconoce la figura del jefe de la tribu. Además conservan costumbres muy
curiosas y muy utiles también como la de almacenar el agua dentro de huevos de
avestruz sellados con cera y enterrados, o hablar una lengua que, además de
vocales y consonantes incorpora chasquidos.
Desde el punto de vista de
la estructura social y jerarquía, lo más notorio es la ausencia de caudillaje y
el líder vendría a tener una autoridad muy limitada basada en su prestigio que
conectado con la ética de la generosidad supone que era el más virtuoso (el que
más daba a los demás) el más indicado. Una sociedad sin clases, democrática y
respetuosa.
Los bosquimanos no tienen ninguna
figura de autoridad formal o jefe, pero se gobiernan por consenso del grupo.
Los conflictos se resuelven a través de un largo debate donde todos los involucrados
tienen la oportunidad de hacer oír sus pensamientos hasta que un acuerdo sea
alcanzado. Ciertos individuos pueden asumir el liderazgo en ámbitos específicos
en los que sobresalen, como la caza o los rituales de curación, pero no pueden
alcanzar posiciones de influencia general o de poder. El liderazgo entre
los San se mantiene para los que han vivido dentro de ese grupo durante mucho
tiempo, que han alcanzado una edad respetable y buen carácter.
(Los Bosquimanos se reúnen para
decidir sobre cosas políticas haciendo un consenso entre ellos, no de forma
mayoritaria)
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